terça-feira, 16 de novembro de 2010

entrevista ao jornal La Vanguardia-Cuba

Antonio Revez es un actor portugués que, poco a poco, va sintiendo a Cuba como propia. Él se presenta con la obra Vueltas, de Julio César Ramírez --actor y director del grupo Teatro D' Dos, con quien colabora hace un tiempo--, en la sala Margarita Casallas, del Mejunje, desde ayer y hasta mañana domingo, junto a la joven actriz cubana Massiel Rubio. Sobre el proyecto y otros temas del mundo teatral, nos habla.



--Sobre la obra...



--Es acerca de un personaje nacido en Cuba y que de niño su padre lo envió lejos, engañado por la Operación Peter Pan. Es una obra de frustraciones, sufrimientos, de tratar de conocerse a sí mismo y de búsqueda constante de las raíces y la identidad.



El actor portugyés Antonio Revez, junto a la actriz Massiel Rubio, en una escena de la obra Vueltas, presentada al público villaclareño.


--¿Cuándo surgió la idea de trabajar con el grupo cubano?



--A raíz de participar con mi grupo Lendas D' Encantar, en el Festival Internacional de Teatro de La Habana 2003, tuve la oportunidad de conocer a Teatro D' Dos. Me pareció muy bien su trabajo y los invité a una gira por Portugal al siguiente año. Desde entonces, mantenemos una colaboración permanente.



«Julio (César Ramírez) está ahora en mi país dirigiendo a mi grupo. Tenemos proyectos para el 2011 con una obra conjunta entre actores cubanos y portugueses.»



--El idioma, ¿no representa un obstáculo?



--(Ríe) Bueno, a veces lo hemos hecho en las dos lenguas, en otras ocasiones solo en español. Pero, el año que viene lo haremos en portugués, allá; y en castellano aquí, en Cuba. Ya dos actrices cubanas han ido a Portugal y el idioma va saliendo, con mucha dificultad, pero va dominándose.



--¿Cómo ve el desempeño del teatro en Europa?



--El teatro en este momento en Portugal está muy mal. Hay una comercialización muy fuerte de toda la cultura. Producto de esa crisis que hay ahora implantada en Europa, lo primero que hicieron fue «cortar» la cultura. Si eso se mantiene, el próximo año dejarán de existir muchos grupos en Portugal.



«Todo el financiamiento que tenemos del Estado, este año lo disminuyeron muchísimo, y el próximo afectará a muchas agrupaciones. No tenemos manera de sobrevivir. Hay una ofensiva muy fuerte del Estado portugués que, inclusive, no tiene preocupaciones culturales muy grandes, y estamos viviendo una época muy difícil.»



--Y el teatro cubano...



--La realidad del teatro cubano no la tengo tan clara. Lo que sí he percibido es que se logra trabajar mejor, con mayor comodidad. Eso se refleja en la calidad de los espectáculos que he visto aquí, muy buenos. Hay otro tipo de apoyo que allá no lo tenemos.



--Debido a la comercialización de la cultura existente, ¿cómo el público europeo consume el teatro?



--Muy poco. A los medios de promoción no les interesa el teatro. En la televisión no lo pasan, y en los periódicos sucede lo mismo. Años atrás había críticos que trabajaban las artes escénicas. Hoy nadie escribe sobre teatro. Solo hay un periódico local en Beja, la ciudad de donde provengo que, a veces, saca una pequeña columna al respecto. La prensa de grandes tiradas, no. Por lo tanto el público no tiene acceso al arte de las tablas. Consumen cosas más comerciales, como las telenovelas.



--¿Emigran actores portugueses a hacer telenovelas en Brasil?



--A veces. Lo que pasa es que nosotros somos muy consumidores de novelas brasileras. Las cadenas que las promueven, como la O Globo, en ocasiones invitan a un actor porque les interesa comercialmente. Una manera de vender ese producto allá en Portugal. O sea, no es una preocupación artística, es eminentemente económica.



--¿Qué le ha parecido Santa Clara?



--Yo tenía muchos deseos de venir a esta ciudad. Principalmente por el Che y su monumento. Me quedé muy contento al visitarlo.

Critica a VUELTAS

Dar vueltas entre dos
COMENTARIO
Por: Lázaro J. González González
Volver a los orígenes, retomar los caminos andados, las palabras aprendidas de la infancia y el calor típico de la cubanía, constituyen encrucijadas ante las cuales Teatro D´dos conmociona al espectador con su puesta en escena Vueltas que, escrita y dirigida por Julio César Ramírez, se estrenó recientemente en la sala Adolfo Llauradó de La Casona de Línea (vedado habanero).
En Vueltas, la compañía teatral habanera -fundada por Ramírez en 1997-, toca el sensible tema de la migración, desde su arista más severa: el éxodo impuesto, involuntario, la separación del tallo antes que la planta germine; circunstancia en la cual se ve envuelto el personaje del monólogo, quien, siendo muy joven fue apartado de sus padres y llevado a los Estados Unidos a través de la Operación Peter Pan.

Aquel suceso, sirve de trasfondo a los conflictos internos de Ernesto, protagonizado por el actor portugués Antonio Revéz , capaz de encarnar de manera creíble al cubano- americano que anhela incesantemente volver a su tierra natal, casi perdida en la memoria, lejana por ideologías y no por distancias geográficas.
La narración -a través de los desdoblamientos del actor- asume entonces la insistencia por evocar los rasgos de la nacionalidad adquiridos en la infancia y latentes aún al paso de 50 años, durante los cuales el muchacho no volvió a oler el polvo ni bañarse en los ríos de su natal Vueltas. Ahora convertido en un adulto y con un buen trabajo en Nueva York, Ernesto no puede desprenderse de aquellos primeros años que, como el título de la obra sugiere, dan vueltas una y otra vez dentro de su cabeza, instándolo a romper los arbitrios ideológicos de su padre adoptivo para recuperar sus verdaderas raíces.
De este modo aparece la agonía del desterrado involuntario, que tiene las maletas siempre dispuestas para un retorno que no parece posible. Mas, él no quiere ceder ante los obstáculos y confronta a la muchacha acostada a su lado, emigrante voluntaria. Por eso ella no puede entender cómo se siente. Esta contraposición también otorga buenos puntos dramáticos a la puesta, bastante fluida y sencilla dramatúrgicamente, pero que no pierde calidad artística.
El diseño teatral también resulta óptimo, apelando de igual modo a la simpleza constructiva, con una escenografía compuesta sólo por el espacio habitacional donde transcurre toda la trama, integrado a su vez por muebles (cama, butaca) y poca utilería (botellas, vasos). Tiene un mayor protagonismo el vestuario, que interviene coherentemente dentro de la propuesta escénica no sólo por el atuendo del personaje; sino además por la ropa interior dispersa sobre el colchón, los zapatos y otros elementos igualmente importantes como las maletas de viaje. Asimismo, la música, integrada por composiciones cubanas, acompaña los giros, acentuados correctamente por los efectos de luces.
Esta puesta, en la que el actor, director y dramaturgo Julio César Ramírez demuestra una vez más su experiencia en la dirección, sirve de homenaje a la vida de muchos niños, que fueron arrancados de su entorno y alejados de sus padres, por la operación Peter Pan, que dejó en ellos marcas indelebles.